martes, 24 de febrero de 2009

Suicidio involuntario

Le dije que tuviera cuidado con los lugares que escogía para comer, se lo advertí varias veces. Le mostré sitios muy buenos, aunque siempre tenía que cuidarse de los gatos. Pero no me hizo caso. Ahora trato de entenderlo, de comprender que, como venía de otro planeta, la comida de aquí no le gustaba y por eso comía cosas extrañas.
Su olfato distorsionado la conducía a los más insospechados rincones. Así se topó con la bolsa de basura de un adicto, quién sabe qué comió, pero después se puso a bailar como loca, y se trepó a los cables de teléfono. Todos los gatos estábamos asombrados, viendo su danza frenética en las alturas. Seguro chillaba algo incomprensible en su lengua espacial. Hasta entonces no había pasado nada grave, incluso estaba construyendo una buena anécdota.
Pero tuvo que pisar un cable de alta tensión.
Se oyó un golpe seco cuando mi amiga rata cayó al suelo, fulminada. Los demás gatos se pelearon sus restos, hasta que no quedó nada de ella. Lo que sea que hubiera comido los intoxicó también, varios han muerto atropellados, o en las fauces de los perros. Todavía andan algunos con una desorientación tremenda.
Me siento culpable porque, a como me cuentan que estuvieron los efectos secundarios, casi me hubiera gustado comer de mi amiga rata.

1 comentario:

  1. uy gato! tu vida esta llena de tantas cosas hermosas como trágicas, me da gusto saber de ti...¿cómo dices que te llamas? gato?...a caso ocultas algun nombre ridiculo?en fin..espero te recuperes pronto de tu perdida, digo..si lo piensas bien..tu novia era una perra y tu amiga una rata!. atte chimichanga

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miaus