sábado, 12 de febrero de 2011

Fabricio

Tiene siete años, es muy listo y me cae bien.
Lo vi afuera de su escuela, un lunes. Iba vestido de blanco. Al principio era tímido. Me dejó acercarme, y terminamos jugando a las escondidas.
Le gusta mucho tomar fotos, lo hace muy bien. Toma Coca con mucho agrado, y piensa en sus hermanos cuando come. Les guarda un poco.
Dice que tiene un perro de cinco colores distintos (entre ellos el verde agua), y un juguete más pequeño que una hormiga que se le pierde a menudo.
Me encanta porque es puro. Si se emociona, enoja o entristece, siente todo eso con mucha fuerza. No le importa lo que piensen los demás. No se ha contaminado con eso.
Fabricio está en el hospital. Rondé por ahí y dicen que está más bien delicado. Vi a su familia, preocupada.
Quiero que esté bien. Quiero jugar con él de nuevo porque me contagia de su alegría infantil.
Fabricio, mejórate. Por favor mejórate.