jueves, 16 de septiembre de 2010

Hambre de amor

Soy pobre y nada puedo darte. Pero si me das la oportunidad de estar contigo, nunca más volverás a pasar hambre.
Te prometo pizzas de amor, con cariño gratinado extra. Todos los besos que quieras entre comidas, y dos litros de comprensión al día, para que no te atragantes.
¿Postre? Diario, mi cielo. A escoger entre caricias glaseadas, fajes con chile y limón, o colchones de naranja y nuez. Tengo otros más elaborados, pero no te los daré sino de vez en cuando, no sea que te empaches.
Eso sí, mi vida, la fidelidad es un lujo que no te puedo dar. Es más cara y difícil de conseguir que el caviar.
Nadie merece mi talento culinario más que tú, mi amor. Pero para ofrecértelo necesito que me des el ingrediente principal. Necesito que me quieras, no ya tanto como yo a ti, sino tan sólo lo suficiente para probar los platillos que te ofrezco.