viernes, 27 de febrero de 2009

Dieta perfecta

Es curioso que esto pasara cuando vivía con un periodista. Me gustaba estar cerca de él porque de pronto empezaba a leer en voz muy baja, de modo que si ponía atención podía escucharlo. Entonces me daba una caricia no empalagosa, sino sincera.
Su hija tenía unos 16 ó 17 años, era una chica frívola exageradamente preocupada por su figura. Empezó por hacer mucho ejercicio, pasó de ser casi carnívora a vegetariana, y después se volvió fruguívora. Finalmente optó por ser ovnívora; la dieta de marcianos en lata le sentó muy bien. El humor le cambió, se puso linda y hasta resultó ser sumamente inteligente.
La consistencia de los marcianos en lata se parece a la de los chongos zamoranos, pero son menos dulces, no empalagan. El color verde brillante, característico de su piel, se torna marrón cuando están en conserva. Aunque su aspecto no es agradable, tienen un alto valor nutricional, y son muy sabrosos. Sobre todo si después se fríen un poco, quedan exquisitamente crujientes.
Ignoro dónde los obtenía, pero ahora los extraño. Daría cualquier cosa por volver a comer de esos deliciosos marcianitos.

1 comentario:

  1. Hola Gato, sí tú el guapo de rayas grises que posas en la foto.

    Gracias por pasar a mi cenicero. ¿Sabes? Yo produzco marcianitos, puedo enviarte unos para que te los comas.

    Saludos :)

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miaus