Nada hay más triste o patético que un gato empapado por la lluvia. Pero no le tengas compasión ni lástima: el lindo gatito sigue siendo un asesino. (Tiene que serlo)
Esta noche carezco de refugio. Ante la tormenta he debido esconderme bajo un carro viejo que escurre suciedad y grasa. Hace frío, pero está bien. Puedo soportarlo. Sabré calentarme con amor propio.
Mañana buscaré un sitio mejor. Mi lugar. Porque sé que afuera hay un sitio (o varios) perfecto para mí. Es sólo cuestión de encontrarlo, de tomarlo. No importa lo que tenga que hacer para apropiármelo. Puedo pelear por él con otros gatos, seducir señoritas francesas o envenenar cachorros, si me estorban.
Si puedo sobrevivir a esta noche, si pueden recorrer mis patas un camino todavía más largo que el que hasta ahora llevo sin cansarme ni errar mis pasos, lo haré. Conseguiré mi propia madriguera y nadie podrá quitármela.
¿Parece egoísta? ¡Soy egoísta!
Gato, es decir.
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miaus