sábado, 27 de febrero de 2010

No me pasa a menudo, pero...

a veces me tienta la idea de volver a alguna de esas muchas casas que tuve, en las que fui dueño y señor, pero me frena la convicción de que no sería igual. Sobre todo no regreso porque, pese a lo difícil que a veces puede ser la calle, siempre queda el margen suficiente para que pueda hacer lo que quiero, lo que me gusta.
Y a los gatos como yo eso nos importa mucho más que estar cómodos y bien alimentados.
Mientras este rincón de mi azotea se mantenga seco, estaré bien. Ya me encargaré de generar calor para sobrevivir en la noche, si acaso hiciera mucho frío.

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