No soy un pequeño gato que ha subido a jugar en la azotea, sino una pantera que acecha a su presa. En mi piel se refleja la noche, sin estrellas. De mis ojos brota el fulgor asesino del deseo. Camino sigiloso entre la selva; siembro mi huella en la tierra húmeda, escucho atento el verde rumor del viento entre las hojas.
De pronto me agazapo, miro alerta. Rujo y doy un salto. Atrapé el sueño que ha de alimentarme. Entre mis colmillos se desangra, hasta que logro hacerlo mío por completo. Finalmente, lamo mis garras para quitarles hasta el último resto de su sabor metálico.
Ahora puedo dormir, debo prepararme para la siguiente cacería. La misma apuesta: matar o morir.
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miaus