¿Qué puedo decirte ahora que no soy yo? ¿Qué podré decirte...? Todo y nada. La cosa es así de absoluta.
Cuando el frío en los pies no te deja dormir deseo que tomes mi piel y te hagas un par de calcetines grises. Sé que te daría mi calor, sé que podría meterme en tus sueños.
He sentido el deseo de abrir tu pecho en dos y ver lo que hay dentro. Hoy sólo quisiera lamer tus manos, tus dedos que deben saber como llamas.
Ya sé que no, ya sé. No sé para quién, si eres tú o soy yo, o no es nadie. Suena a un estúpido juego de palabras, lo sé. Pero en la oscuridad dibujo luces con ellas, busco que se parezcan a ti.
Hoy quise caminar contigo, que me tomaras del brazo. Quise remojar el pan de mis ojos en el café negro de los tuyos, que te los comieras a bocados.
Quiero un dulce que me quite la inquietd, borrar ese sabor amargo, bajar del limbo a tus brazos.
Ya sé que no, ya sé. Mientras puedo ser tus calcetines me acicalaré la piel, intentando creer que son tus dedos los que me acarician, así como las llamas lamen las paredes.
sábado, 23 de mayo de 2009
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miaus