Hace tiempo rondaba una gran casa, donde rentaban cuartos a señoritas. Muy lindas, siempre me dejaban comida en el patio. No tenían intención de acariciarme. Solo me veían. Sólo las veía.
Todas las que dejaban el lugar lo hacían porque iban a casarse. Curiosa coincidencia, nada extraño, pensaban.
Una vez, una de las habitantes más jóvenes, se rehusó a la boda. Su novio y su familia le insistían, pero ella se negaba. Gracias a su trabajo consiguió departamento propio. Iba a ser la primera en irse y seguir soltera.
Empacó sus cosas. Mientras las bajaba el día en que iba a irse tropezó en las escaleras, al caer se golpeó gravemente en la cabeza.
La casa no la dejó marcharse: ella no se iba a casar.
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miaus