El gato no duerme, sólo mira.
Es todo ojos, y con ellos se traga a la noche.
El gato no duerme, sólo escucha.
Sus orejas, como antenas potentísimas, alcanzan a escuchar toda clase de sonidos:
Quejas, gemidos, ronquidos, ronrroneos;
pesadillas, deseos, sueños;
el cielo, la tierra, el infierno.
Puede oírlo todo, puede verlo todo, pero no hay ni una sola palabra escrita o pronunciada para él.
Por eso no duerme, por eso aún busca.
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miaus