El espectáculo principal era un malabarista que hacía suertes con unos cuchillos enormes y afilados, mientras recorría la plataforma del circo sobre una bola que hacía girar con los pies. Por un momento pensé que era una cabeza de algo, no sabría decir de qué, pues era muy grande. De todas formas nunca lo pude confirmar, preferí quedarme con la duda. El artista era un muchacho flaco, moreno, de ojos negros, cubierto con telas de un rojo encendido.
Debía ser un mago, porque parecía que los cuchillos que arrojaba al aire le mutilaban las manos y los pies; él permanecía en equilibrio sobre su bola, paseándose frente a todo el público; cuando se le desprendían del cuerpo malabareaba los trozos de su propia carne junto con los cuchillos, usando para esto las partes que aún conservaba, y luego volvía a colocarlas en su lugar. Así hasta mutilarse todas las extremidades, incluso la cabeza, con cada uno de sus cinco cuchillos.
Al final del acto hizo la consabida reverencia de agradecimiento, parecía que nada le había pasado, pero pensé que el traje era rojo para no asustar al público con la sangre derramada.
Después de eso, gato de mí, me distraje con un bicho que pasó volando. Lo perseguí y me alejé, mientras él iba tejiendo una fina telaraña plateada. Confeccionaba algo como un guante. En mi sueño entendí que me lo daría porque algo tenía que atrapar con eso.
Pero no recuerdo qué pasó, ya no sé si me atrapó él a mí y ahora sin saberlo soy parte de ese circo, o si aún tengo pendiente atrapar ese algo que no sé qué es. Tal vez los del circo quieran que les lleve algo del mundo real para montar un nuevo espectáculo en el mundo de los sueños.
¿Me darán otra entrada gratis?
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miaus