Pero a veces se pueden tener ganas de creer, de confiar. Pese a toda la evidencia que señala lo peligroso de esta actitud, a veces así sucede. Y aunque un gato casi nunca es engañado sin su consentimiento, no deja de sentirse traicionado cuando eso ocurre.
[Lo inexplicable es por qué, por qué sigue habiendo esa secreta necesidad de tener fe en los demás]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
miaus