No pensé nunca que tuvieran alguna utilidad, hasta que la crisis me hizo reflexionar sobre el asunto. Decidí esforzarme en despertar pronto para poder cazarlos; una vez que tuve suficientes de ellos envié a un representante a venderlos. [Obviamente no iba a hacer yo ese trabajo]
Fueron a Coyoacán ayer, y nadie los quiso comprar. Si alguien se llevó alguno fue a un precio inmerecidamente bajo. No es de extrañarse: El mundo todavía no está preparado para ellos...
Aclaración: Las manos que aparecen en las imágenes son de mi representante, a quien contacté por medios indirectos, e ignora mi gatuna identidad.
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miaus