En fin, es hora de las confesiones. Voy a decir una de mis más humanas debilidades:
Me dan terura los que lloran ante el absurdo. Ellos, que tropiezan con él y no pueden dejar de verlo en todos lados, que lo encuentran hasta en el interior de sus zapatos, y se arrodillan llorando ante la impotencia, perfectamente incapaces de comprender, me provocan tal ternura que me hacen sentir asco de mí mismo...
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miaus