¿Qué es esto que me metieron al cuerpo, esta luz, este como fuego líquido que me desborda? ¡Por qué floto? Estoy... estoy acercándome al cielo.
El aire se hace un poco más frío por la altura pero no me cuesta respirar. Hasta se siente más ligero, más limpio. Me alejo y me alejo, como un globo inflado de gas. Así me siento. Superada la impresión, pienso: ¿voy a desinflarme? Tal vez me mate al bajar.
Ese temor no dura mucho, porque sigo subiendo a velocidad continua. De pronto veo toda la metrópoli desparramándose sobre el valle, en el lugar donde antes hubo un lago. Me sigo alejando e identifico los volcanes. Justo cuando empiezo a ver la forma de zapatilla del país comprendo que estoy saliendo del mundo y el paisaje me tiene tan embobado que ni siquiera tengo miedo de morir.
martes, 15 de mayo de 2012
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miaus