Siémbrame en tu pecho, madre. Cúbreme
con tu piel de tierra en la que germinó el deseo de mi ser cuando yo
aún no era. Madre, cobíjame con tu abrazo de raíces. No me
abandones. Mi razón y mis sueños no pueden florecer sin la
bendición de tu vientre cálido y fértil que me da sus frutos para
que pueda comer. Todo lo que soy a ti te lo debo.
lunes, 21 de mayo de 2012
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miaus