En vez de cerebro, tengo tierra en mi cabeza. Es oscura, granulosa; caliente, húmeda y fértil.
Siento mi maceta hervir de flores y mariposas.
Voy a ponerme bajo el sol, bajo la lluvia. Quiero sembrarle palabras e historias. Enterrarle uno de esos ojos tuyos.
Ojalá que me crezcan ideas grandes y coloridas. Aves de canto claro y plumaje brillante. Árboles cuyos frutos sepan a sueño, pero también a razón.
Mientras, cuidaré este jardín feliz, latente, que me ha sido dado. Espero, no sin cierta impaciencia, la cosecha.
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miaus