Los escasos amigos que tuve (que tal vez aún tengo), aquéllos pocos a quienes amé de una manera animal y sincera (esa forma que los humanos intuyen y anhelan, pero ignoran), son gatos. Uno o dos privilegiados (todavía no llegan a tres) que fueron mis enemigos, eran felinos también.
Pequeños, breves seres prodigiosos, aún cuando pude detestarlos, eran (son) dignos de mi reconocimiento. ¿Por qué? Por ser gatos, simplemente.
[Sólo un gato es capaz de entrar en la difícil esfera de otro. Así como yo he entrado en la tuya]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
miaus